906 - Renovada ofrenda
No hay temor en mis besos ni habrá duda,
y en tu mirada, cielo despejado,
vibra un canto de amor, dulce, callado,
tu piel yacente junto a mí desnuda.
En transparencia estás, nada se escuda
tras el cristal de candidez; a un lado
queda el extraño brazo renegado
que apuñalaba, requiriendo ayuda.
Es tu palabra mía en exclusiva,
ni impura, tortuosa o fugitiva,
desconoce otras rutas, va conmigo.
Y hacia ti irán desde hoy mi fe y mi senda,
en incesante, renovada ofrenda,
unas veces de amante, otras de amigo.
Burgos, 3 de octubre de 2003