941 - Moribundo
A Robert Fuchs, vecino, amigo
Con ojos me miró de quien presiente
la inmediatez del fin, mustia mirada,
como si el alma, ciega, extenuada,
se negara a una vida indiferente.
El cuerpo, ya sin músculos, resiente
su peso reducido; desmayada,
cuelga una mano al lado, y despoblada
parece estar de imágenes la mente.
Sólo un techo monótono, cortinas,
rostros anónimos a las retinas,
intravenosas, tubos, monitores...
Ay, amigo, que al éxodo resbalas,
vas a emprender el vuelo sin escalas
a un país que ha proscrito los dolores.
Los Angeles, 24 de noviembre de 2003