966 - Acantilado (XI)
Tú me quieres quebrar, y yo deshago
tu impotente bramido, tu acrobacia,
la violencia rendida ineficacia,
con sólo mantenerme, sin amago.
Descansa, ciego mar, trócate en lago,
cede la fuerza y úngete de gracia,
aceptar el fracaso exige audacia;
yo, inflexible, ni cedo ni naufrago.
El tiempo me hizo fuerte, y hoy tus olas,
en todo su furor, son amapolas
que ni hieren, ni enturbian, ni amedrentan.
Son tropas que, aunque sepan de combate,
derrotadas serán en cada embate,
cada vez que en mis ángulos revientan.
Los Angeles, 6 de diciembre de 2003