978 - Hiedra
Trepa la madreselva a tu balcón
en ansiedad de abrazo, mensajera
rehuyendo el caracol de la escalera
por más directa, exótica ascensión.
La barandilla es clara invitación,
los barrotes, reclamo, no barrera,
y a su piel inflexible de madera
el ramaje se adhiere en confusión.
Mi espíritu en la savia se desliza,
soy el impulso escalador que riza
sus finos dedos que al cristal apuntan.
Mis ojos por las púas aparecen,
en las hojas mis labios se estremecen
y en tímido rumor por ti preguntan.
Los Angeles, 13 de diciembre de 2003