Brevería 1052
Pensé haber perdido la llave dorada
que sella mi insólita caja de Pandora,
de donde salieron en fuga alocada
los celos que dudan, el dolor que llora.
En su huída hirieron mi rostro, dejando
cicatrices anchas, fístulas abiertas,
sólo la esperanza quedó, mitigando
la aflicción de tantas, tantas horas muertas.
septiembre de 2002