Brevería 1140
Ni eligimos nacer, ni somos dueños
de cómo, cuándo, dónde moriremos;
decidimos dormir, pero los sueños
se nos imponen, no los escogemos;
¿Y el amor? A pesar de los empeños
en seguirle, adoptarle, le perdemos.
Llega a nosotros por su pie, en su hora,
parte, vuelve, nos deja, nos ignora.
diciembre de 2003