Brevería 1185
He vuelto a ver la espalda de los sueños,
que sólo dejan verla al evadirse;
aunque siempre se van sin despedirse,
cuanto más arraigados, más risueños.
Nunca lloré por ellos; me impartieron
música y luz, y una esperanza intensa;
ellos fueron mi sola recompensa,
no lo que se alcanzó, lo que ofrecieron.
abril de 2004