Brevería 1189
Creo escuchar el ruido de almas que se despiden,
como el fragor del ánfora cayendo en la baldosa;
podrá recomponerse si entrambas lo deciden,
mas no será como antes; como no lo es la rosa
deshojada y marchita, si la mano del viento
recogiera sus pétalos, y a la rama adheridos,
llamaran a la vida, requiriendo su aliento;
será una sombra sólo de esplendores perdidos.
abril de 2004