Brevería 123
Déjame entrar en tí por las esquinas,
tocándote la mano con la mano,
el brazo en la cintura si caminas,
o el beso del amigo o del hermano.
Pero ábrete también a mis deseos,
con impulsos desnudos y humedades,
sin escrúpulos y sin titubeos,
con invasiones y voracidades.
enero de 1998