Brevería 1336
El tiempo era el corcel que se negaba
a galopar; ni látigo ni espuela
le persuadían, mientras yo esperaba
la fecha casi inmóvil. Sólo vuela,
como la última flecha de la aljaba,
cuando mi cuerpo al tuyo se nivela.
Tiempo tan lento cuando no queremos,
y tan ligero cuando nos tenemos.
mayo de 2005