Brevería 1355
Ni el libro, ni la música, ni el sueño,
me separan de ti o te substituyen;
mis brazos son arroyos que confluyen
en un hueco de ausencia. Qué pequeño
el mundo en que no estás; me sobra todo;
todo también me falta al carecerte,
tú, tan parte de mí que al no tenerte
sólo a mi propia nada me acomodo.
julio de 2005