Brevería 1401
Tengo un beso dormido para una mujer sola,
pero no un solo beso, tampoco un beso sólo,
ya en el banco del parque o al pie de la farola,
un beso sin recato, doblez o protocolo.
Si viene a recogerlo, que no sea su paso
de seriedad adusta, de indecisión ni alarde;
venga desnuda de alma, que en mi dorado ocaso
aún brilla el sol, y nunca para el amor es tarde.
noviembre de 2005