Brevería 1527
No temo a esas preguntas
de horas, fechas, ciudades,
tal vez adivinadas, o presuntas,
anteriores a ti, trivialidades
que han perdido color, luz y cadencia;
Temo tan sólo a las salpicaduras
que puedan alcanzarte, a la dolencia
de inesperadas, rojas quemaduras.
Con tu primer abrazo se murieron
tantas cosas…, y tantas se perdieron…
septiembre de 2006