Brevería 1539
Dormido estoy, almendro florecido,
pero inmóvil, sin ráfaga de viento;
la nieve de mi flor es el quejido
de quien busca la entrega, y el momento
se niega a aparecer, y así, vestido
de mi blancura, quedo en descontento.
Ah, si tu soplo sobre mí viniera,
qué nevada, fragancia, primavera…
septiembre de 2006