Brevería 1541
Trepa la noche alada a los balcones;
entra, sin distinguir huésped o dueño,
por las habitaciones,
y se instala en los ojos, como sueño.
Así llega a las almas el olvido,
como una sombra lenta,
sin llamar a la puerta, ni hacer ruido;
pero aunque uno despierte, no se ausenta.
septiembre de 2006