Brevería 1584
Me conociste un día sin conocerme apenas,
y aprendiste mi nombre muchos años más tarde;
tantas cosas tuvimos, personales y ajenas,
que no identificamos, uno y otro cobarde.
Cuando al fin el relámpago reventó en osadía,
vimos quebrarse el negro hierro de los grilletes,
y liberados ambos, nuestra ofrenda tardía
fue una infancia madura de ritos y juguetes.
diciembre de 2006