Brevería 1692
Debo saber de ti. Si te ignorara,
si a tu entraña gentil no descendiera,
no te podría amar como debiera,
serías sólo un músculo, una cara.
Quiero, sin renunciar a la corteza,
ver las luces despiertas en la mente,
el fuego ardiendo en el hogar, y el puente
que une al sentir sentidos y fiereza.
julio de 2007