Brevería 1789
Era un clamor, una mujer entera,
que se hace oir, y se hace ver; un viento
que impulsa, envuelve, esparce y aglomera;
era delicia y a la vez tormento;
era fragilidad de cristalera
y fortaleza en cada sentimiento;
era voz sin censura ni querella;
y al conocerla, me quedé con ella.
febrero de 2008