Brevería 1829
Entré en la noche y me encontré a mí mismo
como una línea tenue, vacilante,
flotando entre los bordes del abismo,
mas sin puntos de apoyo. Susurrante,
no sé si voz, silbido o enramada,
llamó mi nombre desde la angostura.
La línea se quebró, cayó enredada,
y hubo un temblor glacial de sepultura.
abril de 2008