Brevería 1887
Ya no creo en las sombras de la tarde
como preludio a glorias de la noche;
ni creo en el derroche
de luz temprana que en los ojos arde.
Hoy creo en el momento,
que llega impetuoso, inesperado;
y también creo en el puñal clavado
que nos deja con vida y sin aliento.
julio de 2008