Brevería 2035
Ah, pero qué exquisito masoquismo
que nos hace anhelar el sufrimiento
en el fondo más vivo de uno mismo,
y al destrozarnos, en cada fragmento
no vemos muerte, sino el mecanismo
de ensoñación que impulsa el sentimiento.
Y llamamos, por propia conveniencia,
amor de vértigo a lo que es demencia.
abril de 2009