Brevería 208
Adormecido estuve tantos años
que olvidé suavidades y temblores;
me deslicé sin motivar rencores,
sin producir ni padecer engaños,
pero también sin recoger las flores.
Mas la campana del vivir resuena,
y su tañido trota el campo muerto
estremeciendo el alma: Estoy despierto,
presto a apropiarme la mujer ajena,
y a recoger las rosas de su huerto.
junio de 1998