Brevería 2150
De cuanto amé y viví, sólo me queda
el eco de su nombre, casi nada,
pero tanto a la vez, pues se me enreda
en torno al alma aún hoy enamorada,
roza mi piel en suavidad de seda,
y hace nido en un hueco de mi almohada.
Y lo insisto en mental jaculatoria
a deidad sólo viva en la memoria.
octubre de 2009