Brevería 2168
Le hablé de los enigmas de esa playa,
que aniquila la fe de los amantes;
del sombrío perfil de la atalaya,
visión final de tantos navegantes;
de la senda rural que zigzaguea
entre las rocas, asomada al mar;
de las negras siluetas que en la aldea
parecen espiarnos al pasar.
Pero era joven, tenso, indestructible,
y yo ya no era su árbitro infalible.
noviembre de 2009