Brevería 2204
Cada noche apareces
al fondo de mi espejo, y al mirarte,
en total desnudez, me perteneces
como si no estuviéramos aparte.
Temo apagar la luz; tan frágil eres
que tu imagen se desvanecería,
aunque en mis añoranzas nunca mueres,
y de hacerlo, te resucitaría.
Me acuesto al fin, cubriéndome en el lecho
tu leve sombra de los pies al pecho.
enero de 2010