Brevería 2228
Ya no hueles a ti, se ha evaporado
el efluvio sutil que te nombraba;
no tienes nombre ya; cuando he llamado,
susurrando tu aroma, contestaba
un rumor agriamente perfumado,
que mi sentido no identificaba.
Cuanto eras tú se lo ha llevado el viento
ligado a tu fragancia. Lo lamento.
febrero de 2010