Brevería 2232
Las cosas que se van, rara vez vuelven.
Vuelven los ánsares, las golondrinas,
cuando nuestros inviernos se disuelven,
y el sol cada mañana, y las neblinas.
Mas los brazos que intensos nos envuelven,
o el castillo de amor hundido en ruinas,
ni se recobran ni se reconstruyen;
ríos que no desandan, sólo fluyen.
marzo de 2010