Brevería 2246
Sólo al perder las cosas
pensamos ver su auténtica valía;
fueron tal vez no más que gozo un día,
y al devenir derrotas dolorosas,
se nos disfrazan de oro y armonía.
No vuelvas a mirarlas, son engaños
que hambrienta el alma y contumaz la mente
persisten en tejernos. La serpiente
no se hará ruiseñor, aunque los años
muden su piel. No hay cambio convincente.
abril de 2010