Brevería 2299
Escucho y no percibo los latidos.
Su tictac incesante parecía
denotar que la vida continúa.
No sé si están dormidos
en su íntima, sangrienta galería,
y su repiqueteo se atenúa;
o si tal vez han muerto
porque el alma sin ti no se habitúa
a una vida en tamaño desconcierto.
julio de 2010