Brevería 2303
Despunta el día, y en olor despierto
de tu piel, si distante, tan cercana,
como si un ventanal se hubiera abierto
sobre tu exquisitez de porcelana;
o como si las rosas de mi huerto
se abrieran a la vez cada mañana.
Y es este marco, únicamente mío,
por el que siempre, al despertar, sonrío.
julio de 2010