Brevería 2377
Siempre ante mí desnuda
sea cual fuere el tren de tu atavío;
es el atuendo conjetura y duda,
y yo voy más allá; sólo me guío,
como al tocarte con la vista el alma,
por la envoltura que al nacer trajiste.
Voy a lo natural; quede la calma
para quien sólo en lo aparente insiste.
Yo al impulso, al incendio me dirijo,
y en la complicidad me regocijo.
diciembre de 2010