Brevería 2398
Juguemos hoy a cuanto el pensamiento,
que no puede jugar, jugar quisiera;
quebrar normas, optar a acoplamiento
a que tal vez ninguno se atreviera;
dejar tal huella sobre el pavimento
que hasta un monje al pasar reconociera,
o por el pastizal, o sobre el barro,
ya en dulzura de miel, ya a bocajarro.
enero de 2011