Brevería 2556
Álzate, dulce sombra, prófuga de su lado,
que no es tálamo digno para yacer la tierra.
Ha sido tu silueta lo único que ha quedado,
y ella tal vez ignora a qué otros pies se aferra.
Ella, que no te encuentra ya a sus pies enredada,
pues lo estás a los míos, con mi sombra del brazo.
Álzate, dulce sombra, trepando mi fachada,
y absórbante mis miembros en vaporoso abrazo.
noviembre de 2011