Brevería 2582
He perdido la urgencia de las cosas,
de adquirirlas, guardarlas, poseerlas,
por estar disponibles, simplemente.
¿De qué sirven, triviales, o lujosas?
Tan sólo para estar, frívolas perlas
incapaces de hacernos de repente
más sabios, más genuinos, más humanos.
Nos hacen, eso sí, más casquivanos.
diciembre de 2011