Brevería 2595
Acurrucada junto a mí. La tarde,
manso enjambre de besos diminutos,
no sabe de relojes. La piel arde,
mas delicadamente. No hay tributos
entre ambas almas, dados ni exigidos,
tan sólo el festival del oleaje
que viene y va, sobre los dos tendidos,
en plácido, anatómico engranaje.
diciembre de 2011