Brevería 2600
A tu recuerdo acudo, descalzo y de puntillas,
para que no te digan las rosas que he venido.
Las que vieron tu cerco de brazos y rodillas,
y aprendieron tu nombre, susurrado al oído.
Esta noche, tan clara, tan muda, tan serena,
en el parque testigo de encuentro tan distante,
mantiene la fragancia de aquella misma escena,
pétalos blancos, rojos, bajo tu piel de amante.
Esta noche estoy solo, sólo con el recuerdo,
que aún me clava su daga sobre el costado izquierdo.
diciembre de 2011