Brevería 2611
Eras el mar. Llegaba tu oleaje
con ansias anatómicas cautivas,
volcadas en la arena de mi playa.
Y me hablabas en íntimo lenguaje,
ajeno a veleidad o disyuntivas,
estilo natural, que no se ensaya.
Sobre la espalda te esperé, desnudo,
y anegado quedé en tu ángulo agudo.
enero de 2012