Brevería 2700
Gracias, mujer. No por haber partido
al agotar su curso el desapego,
prólogo inevitable de la ausencia.
Te doy las gracias por haber venido
al filo de mi otoño, y no reniego
de un solo instante en nuestra coexistencia.
No sé si fue tu mérito o el mío,
mas logré amarte a fondo, y de manera
que aún hoy, en soledad, mas no vacío,
no sé pensar en otra compañera.
mayo de 2012