Brevería 2755
Qué poco se ha salvado
de mis propios naufragios sobre el lecho.
Entré a velas henchidas, y quebrado
cada mástil quedó, bajel maltrecho.
Reparaba los daños, y salía
nuevamente a la mar, fe y esperanza;
pero la adversidad reaparecía
en pavorosa, circundante danza.
Mi sueño permanece, aunque en el puerto,
mas no sé si dormido o si despierto.
agosto de 2012