Brevería 2837
Nos reconocen, al pasar, las calles.
Nos guiñan sus farolas.
En este mar humano, cuyas olas
nos cerca y nos oprime, no hay detalles
que logren escapar su vigilancia;
pero no nos importa.
Vivimos hacia dentro, no hacia fuera.
Marchamos con la misma irrelevancia
de quien ni ve ni es visto, y nos conforta
sólo nuestra opinión, nuestra manera.
diciembre de 2012