Brevería 2867
La contemplé, en su ingenuidad, radiante.
Era ajena a su mágica belleza
como lo eran también las otras gentes.
Tal vez eran los ojos del amante,
de absorto visionario, en la torpeza
de generar quimeras convincentes.
No quise analizarlo; y a su lado
persuadido quedé, y enamorado.
febrero de 2013