Brevería 2889
He de morir un día, y mis cantares
quedarán bajo el polvo, o en la sombra,
tibia su luz, su resonancia ausente.
Lancé mi voz a gentes y lugares
que los olvidarán; si alguien me nombra,
“¿Quién es?”, tal vez preguntará la gente.
Pero escribí, canté, porque eran mías
tristezas, añoranzas y alegrías
marzo de 2013