Brevería 2958
Me habló casual, como hablan los amigos,
pero era una mujer; la contemplaba
más allá de su atuendo.
Mis dedos y mi lengua eran mendigos
suplicando a la puerta, y me abrasaba
su demora en abrir. Hoy me reprendo
no haber desarrollado la ofensiva,
en lugar de ofrecer ramo de oliva.
julio de 2013