Brevería 309
¿No oyes, mujer, los dolorosos gritos
de mi silencio anclado en tu ribera?
¿Y no ves los claveles ya marchitos
antes de florecer en primavera?
En los muros del alma llevo inscritos
rojos en sangre anhelos a la espera
de que un día me puedas ver de frente
como alguien destacando entre la gente.
diciembre de 1998