Brevería 3147
Una mano de hielo hay en mi pecho
castrando al alazán de la alegría,
y me agarrota el alma en el estrecho
confín del puño; angustia y agonía.
No sé de dónde ni por qué a mí vino,
ya incapaz de cantar o de escribir.
Intento hacerlo, y cuanto más me obstino
más difícil se me hace sonreír.
diciembre de 2013