Brevería 3197
Envidio al olmo, anclado en la ribera,
viendo el agua correr, y él en su puesto,
firme, feliz, sin ansias de traslado.
¿A qué esta prisa? El bosque, la pradera,
felices donde están, ni un simple gesto
nos revela un afán precipitado.
Pero el hombre, en su empeño trashumante,
más que a sí mismo, mira a lo distante.
enero de 2014