Brevería 375
Eras roca, pura roca,
dura superficie hiriente,
y yo cincelé tu frente,
y tus ojos, y tu boca.
La mano que ahora te toca
ya no recibe una herida,
porque al darte yo la vida
he limado la aspereza,
surgiendo la gentileza
en tu interior escondida.
abril de 1999