Brevería 414
Una caña tiembla al viento,
tiembla en el cañaveral;
las rosas en el rosal,
la estrella en el firmamento.
Pero el temblor que yo siento
ni se ve ni se calibra;
porque es el alma que vibra
de tus palabras al eco,
llenando el último hueco,
llegando a la última fibra.
julio de 1999