Brevería 464
Embriagado de tí, mi vino añejo,
agitador de sangre, peregrino
en la persecución de un desatino
que ni admite prudencia ni consejo.
Desatino que tu alma arrebató;
ya sólo has de tener vida en la mía,
circulando en mis venas. ¿Quién podría
separarte de mí, si ya eres yo?
octubre de 1999