Brevería 481
Me recliné, mirando a la distancia,
en la baranda del embarcadero,
y percibí en la brisa la fragancia
que tiempo atrás en tí advertí primero.
Graznaban en confusa discordancia
blancas gaviotas. Lejos un velero...
Y al deslizar mi mano a tu cintura
sentí mi soledad y mi amargura.
octubre de 1999